
El último trabajo del tenor es una grabación de Orfeo y Eurídice, la ópera más popular de Christoph Willibald Gluck, que en un primer momento compuso el papel de Orfeo para un castrato contralto, pero que después realizó una versión para un tenor agudo, traducida al francés para su estreno en París. Esta versión es extremadamente aguda, por lo que resulta muy difícil de cantar. Sin embargo, Flórez lo ha hecho sin bajar de tono ningún pasaje y con la afinación actual, más aguda de la que se empleaba en el siglo XVIII.


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